No sé qué extraño suceso ocurre este agosto. Bueno, de hecho resulta que es cada agosto, cosa que me alegro de no haber descubierto antes.
Resulta que en agosto los seres humanos tenemos una extraña afición por hacer cola. Te pasas toda la vida trabajando, que es lo que toca, porque sin eso no puedes ni comer. De normal ya te toca chuparte del orden de 5 minutos diarios en supermercados, en el metro, vamos... delante de cualquier cosa que pasa… Es normal. Somos borregos. Y como tales tenemos que seguir al pastor que depende de los casos puede ser la curiosidad, el morbo, la cabezonería, o la prisa.
De normal, aguantamos las colas. Y siempre de la misma manera.
-Uy… cuanta cola.
-Claro, es normal. Es lo que toca. Es que sólo hay una cajera.
Claro es normal. Normal. ¿Es lo que toca? ¡Y una leche! No es normal. Somos idiotas. Porque de tonterías de respuestas como esa podemos encontrar mil.
-Uy… cuanta cola.
-Claro es normal. Es lo que toca. Es que es un supermercado único en el mundo. No hay ninguno que tenga ese color de bata de la dependienta. Oye, y el queso lo traen de Australia...
¡Anda a la mierda! Bueno, que me disperso... No nos queda otra. Barcelona tiene mil supermercados pero nosotros vamos al que más nos interesa. Y en fin. Ahí se acaba el tema.
Debajo de mi casa hay una charcutería de unos 5 metros cuadrados. ¿En serio hace falta estar haciendo cola para comprar un trozo de pollo un sábado por la mañana? ¿Estamos locos o es que los sábados los pollos saben mejor?
Luego resulta que nos toman por idiotas. Porque las tiendas abren todo el día. Pero nosotros vamos todos a la misma vez. Como todos tenemos el mismo horario pues ale… a interpretar una sardina en lata en el metro a las 8 de la mañana. Que para eso somos expertos ya en ser idiotas.
Bien, por donde iba... Ah sí. Agosto. Pues estas mismas cosas, pasan en agosto, pero a lo grande. Uno no se renueva el DNI hasta que no le dicen que no podrá volar si lo tiene caducado. Claro, es que estamos trabajando durante el año, es lo que toca. Mejor cállate o te voy a meter lo que es te toca por donde es normal.
¿Y que hace uno cuando le pasa eso? Pues nada, que como es lo que toca, pues tan tranquilamente, piensa.
-Pues me voy y me lo hago. Que total es agosto y no habrá nadie.
Me cago en mi puta vida. ¿Qué no habrá nadie? ¿Qué no habrá nadie? Narración de sucesos totalmente denunciables y tema principal del artículo:
9:03 de la mañana. Me presento en la oficina de Pedro cuarto. Ya no hay número, señora. En primer lugar no me llame señora que me pone de mala ostia y en segundo lugar… me tengo que ir de viaje… Sí, claro, como todos esos. Miro y 15 personas esperando. Esta bien… Si eso dígame otra oficina. Mírelo en el panel. Si, no sea que se te caiga un huevo al suelo por decirme algo que sabes perfectamente sin necesidad de mirar a ningún puto panel.
10 de la mañana. Oficina de trafalgar. Señora le acabo de dar el último número a ese señor de ahí. No… es que me tengo que ir de viaje… insisto yo insensata de mi. Palabras por su parte que ni recuerdo pero que venían a decirme a mi no me cuentes tu vida. Venga a la una que igual volvemos a dar números.
12 de la mañana. Oficina de trafalgar. Por si acaso, me ha dicho a la una pues yo me acerco antes. Los que estáis ahí esperando no hace falta que acabo de dar el ultimo numero. ¿Esos números existen de verdad? Vale está bien. Queda claro que no puedo hacérmelo en ese momento, después de discutir un poco con el guardia, porque claro como es policía cualquiera se mete con él, que lleva porra y pipa, tu y a ver si el DNI me va a salir por un ingreso en el hospital. ¿Que puedo hacer, amable caballero, para renovármelo hoy porque salgo hoy a las 20 de la noche de viaje? A mi no me cuente su vida (otra vez con otras palabras (eufemista!) Venga a las 14:30 que abrimos a las 16. No me lo puedo creer.
15 de la tarde. Calle Trafalgar. Madre de dios. ¿Esto es cola?
15:59 de la tarde. Calle trafalgar. Está llena de gente hasta llegar a la calle Ortigosa. Es increíble. Inhumano. O demasiado humano. Denigrante. Borreguista. Surrealista. Y mil cosas que acaban en –ista. ¿Senderista? En fin.
16 de la tarde. Dios que no entro.
16:10 estoy dentro. No me lo creo. El resto es historia.
Pero claro, esto no acabas ahí. Como nos vamos de vacaciones, resulta que el resto del universo ha decidido que se va a ir contigo de viaje. Cola en el bus. Cola en el metro. Cola en los museos, en los restaurantes… ahh y en el aeropuerto… que esa es otra. ¿Por qué te empuja la gente para embarcar si todos vamos a entrar igual? ¿Qué es eso una carrera para ver quien entra antes? ¿O es que al último le pegan un capón por lento?