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Martes, 12 Agosto 2014 11:54

"El séptimo continente", la sublime ópera prima de Michael Haneke.

Escrito por  Publicado en Reportajes de Cine
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English: Michael Haneke Français : Michael Haneke au festival de Cannes en 2009. (Photo credit: Wikipedia)

Licenciado en filosofía y psicología, Michael Haneke dirige su primera obra maestra en 1989: "El séptimo continente", basada en los hechos impactantemente reales de una família burguesa que opta por desprenderse de todos sus bienes y se propone llevar su concepción sobre la vida y lo material hasta las últimas consecuencias...

Nos disponemos a hacer un estudio de diversas escenas que reflejan ferozmente una realidad dolorosa pero cierta, que todos deberíamos tener muy presentes en nuestras propias vidas, y que la mayoría prefiere ignorar.

Desde pequeños nos enseñan que con la verdad no se llega a ninguna parte:

- Dime hija si es verdad que te hiciste pasar por ciega, te prometo que no te haré nada,  ¿Es verdad?

Tras diversas negativas, la madre le dice a la hija que si le dice la verdad, no le va a pasar nada.

Finalmente, la niña confía en su madre y admite la verdad.
-Sí

Hostia en toda la cara. Bofetada de la vida: la madre, que se supone que es quien la tiene que educar, le enséña que en este mundo NO se puede decir la verdad porque con ella sólo te acabarás perjudicando. Ella misma, para sacarle la verdad le dice una mentira... le enseña a mentir.

En una sociedad alienada como la nuestra, la única manera que tienen los padres de llegar a sus hijos es mediante unas manipulaciones emocionales y, cuando esta es la única manera de la que disponen para llegar a ellos, es que todo está acabado. La madre es lo que al fin y al cabo intenta con la niña de apenas 8 años. Pero se nota que el "te queremos" está completamente automatizado y carece de fuerza. Forma parte de una conducta aprendida por sus padres. Es el eterno retorno a nivel doméstico, la historia se repite, de padres a hijos se transmiten las mismos "delitos" y faltas.

No debemos pasar por alto, sin embargo, que a medida que el tiempo pasa, las generaciones que se transmiten los mensajes a base de tortazos (prueba y error) están expuestas a unos cambios sociales normalmente ligados al desarrollo tecnológico. En la película, dicho desarrollo tecnológico viene representado por la radio (en constante contacto con el exterior, los sucesos externos a nuestros procesos internos), el periódico y, finalmente, aunque en menor medida, el televisor.

Es la parte del sistema que pretende hacernos creer que todo lo que pasa fuera es real. Y lo es en términos absolutos: que haya más o menos inflación, tráfico o lo que sea, todo eso es cierto(aunque nos llegue forzosamente manipulado por el ser humano y es que, como se decía anteriormente, aprendemos a mentir desde bien pequeños y a la fuerza), pero lo que está claro es que en ningún momentos se menciona el PORQUÉ de todo... eso son los medios de comunicación, los que en esta era de pos-modernidad adquieren el poder, que se divide en diversos poderes:

el poder de controlar, de dictaminar, el poder de colarse en nuestros hogares de la forma más inofensiva en apariencia: el ocio, el entretenimiento, el divertimento y distensión de la mente. ¿Cuales son los resultados? Mentes demasiado distendidas, demasiado divertidas, demasiado manipuladas.

Lo que les ocurre, igual que al resto de la humanidad que pasa por alto sus procesos internos, es que están demasiado en contacto con el exterior. El interior ha dejado de tener relevancia y el exterior se ha instalado en sus hogares e incluso se lo ha llevado todo, TODO. La comunicación es suya, los sentimientos se han perdido por alguna frecuencia que no logran encontrar. Son carambanos de hielo totalmente automatizados. Es imposible leer o extraer nada de la lectura de sus rostros. No hay forma de penetrar en el alma de los personajes: miradas gélidas que petrifican la sangre. Se huele la deshumanización a cada minuto que pasa.

Pese a querer a su hija, deciden por ella y le acaban destrozando lo único que es suyo: la pecera. El único momento en el cual se puede atisbar una brizna de felicidad en los ojos de la niña es cuando le da de comer a sus peces. Felicidad automatizada también, puesto que la única función que tenía la niña era la de darle de comer a los peces, que asimismo están encerrados también en su pecera.

Son muchos años dándole a la niña como función única la de alimentar a los peces y, al rompérsela, sus padres le rompen en mil pedazos la vida. Así, le quitan todo cuanto ella posee y deja de sentirse útil, si alguna vez lo fue(en la mente de la niña, sí). Da igual que luego le arrebaten de verdad el alma. ¿Acaso esta niña tiene alma?: no importa si la envenenan o la dejan vivir. Ellos deciden por ella. Deciden lo que come, si duerme o no con la luz apagada (no es casual que lo nombre), el color de su cepillo de dientes. Deciden todo por ella porque, se supone que es menor de edad y POR SU BIEN, hay que decidir por ella. Ya vemos el bien que le estan haciendo. Y así funciona el mundo en realidad. La educación, perdón "educacion" de nuestros hijos vendrá determinada por un modelo que nosotros mismos les inculcamos y que nosotros mismos hemos aprendido de nuestros padres y que a la vez ellos aprendieron de los suyos. Es estúpido pero está tan expandido y la creencia popular dicta que así tiene que ser que nadie osa ponerlo en duda si quiera.


Todos deciden por nosotros, no tenemos ni voz ni voto ni de pequeños ni ahora porque precisamente cuando somos pequeños y es cuando deberíamos aprender a tomar decisiones, tratan de evitarlo porque no somos aptos. Y en esta brillante película hay una escena que lo refleja con maestría, aquella en la que los padres escriben una carta a sus allegados, en la que señalan que siempre es "difícil" decidir por los que "quieres".
No os la perdáis, al igual que os recomendamos toda la filmografía de este intelectual director de cine, Michael Haneke, licenciado también en filosofía y psicología.