Sucede que a veces la crítica y el público coinciden en machacar una cinta que venía ya marcada por el diablo desde el momento de su gestación.
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Escuadrón Suicida no tenía ninguna oportunidad desde el principio. Un nuevo Joker se las mediría con el bueno de Hedge Ledger sin tener ninguna posibilidad desde el principio.
Sucede también que todo lo relacionado con la filmografía cómic, es medido con lupa en un mundo en el que la guerra Marvel-DC no deja sitio para puntos medios. Y los amigos del universo Superman-Batman tienen todas las de perder.
Pero si dejamos a un lado todos estos odios sin fundamento, podremos darnos cuenta que la vida sigue y que un nuevo Joker es posible. No sólo eso, sino que Leto puede ser capaz de construir el mismo personaje pero completamente distinto. Es decir, ni estamos ante el mismo Batman, ni ante los mismos villanos...
Leto ha trabajado un Joker mucho más demente del acostumbrado: más lunático, en la líneo de La Broma Asesina.
El gran error de Escuadrón Suicida es que la trama no gire en torno a él. Está presente, pero no es el eje principal ni la razón por la que formar a este escuadrón.
El resto de personajes juegan sus cartas de manera correcta siendo Harley Quinn lo más destacable de un elenco que funciona a la perfección, tanto juntos como en su presentación.
Mucha acción -no podía ser de otra manera- y un guión tan estudiado con lo que nos vendrá en breve, como con lo ya visto en cine de DC. Y, por supuesto, una historia de "Mad Love" entre Quinn-Joker, tan pasada de vueltas como no habíamos visto hasta ahora en pantalla.
¿Exagero? Bueno, quizá exageran las malas críticas. Esto es 'Escuadrón Suicida', no una peli de Fellini.
