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el lector de cec toma la palabra

Capitán Spaulding, lector y defensor de 'Cristal Oscuro' de netflix, ACEPTA EL DESAFIO de CEC

¡Felicidades por la exposición y gracias por la colaboración!


Título: Acepto el desafío

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Ok, pues ya que me nombráis explícitamente, respondo.

En primer lugar, quiero dejar claro que lo de la "fumada" era una simple broma. Es cierto que me indignó un poco vuestra crítica (sobre todo porque parece basarse en el visionado de un solo episodio, no de la serie entera), pero no pretendía ofender. En mi grupo de amigos es habitual que cuando uno hace una afirmación sorprendente e incomprensible, el resto le pregunta: "oye, pero ¿qué te has fumao?" Bueno, tras esta aclaración, paso a defender mi postura.

Partamos de la base de que ni siquiera estoy de acuerdo con vosotros en que una crítica es una opinión y no tiene fundamento empírico. Eso no es así. Toda crítica ha de tener un componente subjetivo y otro objetivo para tener validez siquiera más allá de la persona que la emite, porque si no, como bien decís, no es una crítica, sino una simple opinión.

Es cierto que existen polemistas aficionados que tratan de pasar sus filias y fobias por críticas (y a veces lo consiguen, miren si no cierto famoso personaje del mundillo que responde a las iniciales C. B. y logra publicar sus exabruptos como si fueran análisis sesudos), pero un verdadero crítico trata de trascender su punto de vista. Yo mismo, por ejemplo, aunque no soy un profesional del medio ni mucho menos, soy perfectamente capaz de aceptar y defender que Bela Tarr es un magnífico cineasta a pesar de que sus películas me parezcan un tostón. Una cosa no quita la otra.

En cuanto a lo demás... no creo que cause polémica si afirmo que la serie es una auténtica maravilla visualmente hablando, que la imaginación de Brian Froud a la hora de diseñar criaturas y ambientes alienígenas y que parezcan perfectamente creíbles (¡y sin apenas CGI, todo con títeres artesanales!) la hace destacar por encima de la inmensa mayoría de películas o series del género, como ya lo hacía la original, la película de 1982 (que ayer fue la fecha, vamos). Sólo contemplarla es un placer. Pero ahí no acaba la cosa, no.

Escenario y personajes están al servicio pleno de una narración que nos habla básicamente de un mundo en equilibrio que se rompe por la insensatez (más que por la maldad) de sus amos (¿os suena?). Y es que los Skeksis no son malos de opereta. Aunque cada uno de ellos representa una faceta negativa (esto se explica mucho mejor en los cómics; ya comentaba anteriormente que se trata de un universo extendido de verdad, ampliable a película, serie, libros y cómics), son criaturas inmortales que, sin embargo, decaen y degeneran. Los Skeksis no siempre fueron malvados, aunque no se diga explícitamente en la serie; sin embargo, han envejecido, sienten cómo su existencia milenaria se agota y lo llevan muy, muy mal, con lo que anteponen su salvación a la de cualquier otra criatura (o incluso a la de su mundo).En el episodio 5 el Chambelán lo explica muy bien, mucho mejor que yo, así que os remito ahí para que entendáis mejor a los malos malosos.

Por otra parte, y centrándonos en el género, os desafío a que me expongáis algún caso de serie, película, libro o cómic de fantasía que en esencia no se centre en la lucha del bien contra el mal. Es inherente al género, y aunque en principio algún autor intente evitarlo, al final se convierte en elemento indispensable. En Juego de Tronos, por ejemplo, se trata de ofrecer una versión menos maniquea de esta lucha, es cierto, pero desde el principio personajes como Joffrey o los Caminantes Blancos son poco menos que el mal encarnado. Es que no se puede hacer otra cosa. Crear una especie de epopeya costumbrista en un mundo alienígena de espada y brujería suena a mal chiste. Para eso quédate en la Tierra, chacho, no te vayas a Alpha Centauri o a la Era Hybórea. Por lo tanto, afirmar que esto, que es prácticamente exigencia básica del género, es "más de lo mismo"...

pues vale, pero entonces no os molestéis en ver ninguna peli o serie fantástica, ni, ya puestos, en leer libros o cómics de este género. Al hilo de lo antedicho, os diré algo en lo que creo firmemente: no hay nada nuevo bajo el sol ("nihil novum sub sole", que dirían los antiguos). Todo se ha contado ya, toda posible historia ya se ha narrado. Lo único que difiere es la manera de contarlo, y Cristal Oscuro, la Era de la Resistencia, es una historia muy bien contada, un cuento de los de antes, con su lado oscuro, por supuesto, como Blancanieves, como Caperucita Roja, como los relatos artúricos...

en fin, resulta, a mi modo de ver, una puesta al día inmejorable de los cuentos de hadas tradicionales, con sus malos y sus buenos, sus hazañas, sus triunfos y fracasos, sus objetos mágicos, sus sabios consejeros y, por supuesto, con una posible lectura sociológica que va más allá de su brillante superficie, como ocurre, en realidad, con todos los cuentos tradicionales. Tal vez lo más negativo de la serie sea, a la vez, su punto más fuerte para los que somos aficionados desde hace años a los mitos del mundo de Thra, y es la interconexión jamás soslayada entre lo publicado en medios diversos a lo largo del tiempo en torno a este lugar fantástico. Se parte de una situación, pues, muy distinta a la de la película original, y es posible que los que se acerquen por primera vez a este universo se sorprendan de la ingenuidad de los gelflings para con sus amos o se pregunten qué demonios es Aughra y cuál es su relación con los Skeksis y los UrRu.

En fin, esto es algo que, efectivamente, no se da masticado y premia a los seguidores de siempre de la saga (que lo era, aunque nadie lo supiera hasta hace dos días), si bien no por ello tiene por qué alienar a los nuevos. La serie en sí ya es suficiente premio para cualquiera. Por último, es posible que a un público adulto al que no le interesen ninguna de estas zarandajas (mundos fantásticos, héroes nobles, peligros insuperables, búsquedas, etc.) se duerma viendo esta serie. La solución es obvia: no la vean. Simplemente, no es para ustedes. Pero todavía somos muchos los que buscamos desconectar, o más bien reconectar con una serie de sensaciones procedentes de un mundo más sencillo, más infantil si se quiere, que nos provocan entusiasmo y maravilla. Yo, padre de tres hijos de corta edad que pocas veces me lo paso mejor que cuando les cuento cuentos cada noche o veo pelis de dibus con ellos comentando cada peripecia que ocurre en la pantalla, desde luego soy público objetivo de esta fabulosa serie. Y el resto, que lo pase bien viendo lo que le apetezca. Incluso Juda.