Imprimir esta página
Jueves, 15 Agosto 2019 11:13

Carta al padre y a la madre: Nos queremos pero no me sabéis querer como necesito ser querida

Escrito por  Publicado en Cartas del lector

OS ESCRIBO PORQUE OS QUIERO, OS ESCRIBO PORQUE ME QUIERO

En la pausa generalizada en la que parece haberse sumido la humanidad nosotros aprovechamos para compartir una carta. El remitente es irrelevante, lo que importa es su contenido. Es un mensaje que nos viene como anillo al dedo para apoyar el siguiente paso en la respuesta a Suz, la lectora que envió la Carta desde la desesperación. 

Recordemos la CARTA DE SUZ

RESPUESTA CEC (PRIMERA PARTE)

Mis muy queridos padres,

Esto no es más que una carta que os escribo para deciros que os quiero. Os quiero desde lo más profundo y sentido de mi ser. Me duele por dentro de tanto que os quiero y de, muchas veces, no poder expresarlo por miedo. Temor a que de nuevo me digáis que exagero, que soy melodramática. Llegados a este punto de mi existencia, NECESITO verbalizar estas palabras sin que por ellas tengáis nunca que leerlas. Pero provienen desde el centro mismo de lo que me lleva al agujero en el cual he estado sumida los últimos años.

Desde que tengo uso de razón he llevado la laboriosa tarea de transcribir mis pensamientos a un pequeño cuaderno, mi diario. Empecé con el secretismo infantil que desbordaba las hojas. La razón principal que ocultaba era evitar el olvido. Inumerables veces acabé pensando que era imposible que vosotros mismos hubieséis sido niños alguna vez. No podía ser que estuviese recibiendo las reprimendas y los "NO, PORQUE NO" sin una razón entendible por mí a esa edad. Decidí empezar a escribir lo que sentía en el momento preciso pues era una forma de inmortalizar aquellas vivencias. A cada edad le importa lo que le importa y yo quería poder entender a mis hijos llegado el momento, hijos que jamás tendré porque, hasta ahora, no he sabido ser feliz.

Ese cuaderno se fue transformando en mí y fue haciendo acopio de las cosas que no quería olvidar, aquellas vivencias que debían ser plasmadas y recordarlas de vez en cuando. Era la caja fuerte del olvido.

Naturalmente fui creciendo, naturalmente fui variando mis intereses, y las preocupaciones se fueron transformando. Creo, no obstante, que  el mensaje de fondo siempre permaneció invariable: el cuidado por los detalles y las cosas pequeñas. Me llenaba de ilusión levantarme un sábado o un domingo y, bajo la luz de la lamparita de la mesilla de noche, escribir.

Escribir siempre ha sido de vital importancia para mí. No importa si lo que escribo es de calidad o no lo es, es parte de mí. Soy lo que escribo porque escribo lo que siento y es la única manera que tengo de comunicar con exactitud mis adentros. Las palabras se suceden unas tras otras, sin pasar por el filtro de lo correcto. Esto es lo que es. No son impostadas, ni enmascaran absolutamente nada. Son lo que son porque soy lo que soy. He aquí la gran cuestión. Soy lo que leéis ahora mismo y lo que, sin mi permiso, leísteis en aquel diario que casualmente cayó abriéndose por la página que revelaría mis desventuras de adolescente. Las de cualquier adolescente del mundo, e incluso diría que yo iba más retrasada que cualquier otro adolescente del mundo, porque el mundo me duele. Aún así... se me castigó severamente por ser yo misma. Me obligastéis a renunciar a mí, tiré más de ocho años de vivencias a la basura, y las palabras fueron avispas, ya que "si eres capaz de utilizar este vocabulario, eres capaz de saber que a tu padre lo operaron de un cáncer". Avispas aguijoneándome las entrañas. Se me retiró la palabra durante más de un mes y me sentí culpable de haber provocado el cáncer de mi padre. Ojo con esa fina línea que el cerebro tergiversa con el tiempo mezclando los conceptos. Posteriormente, mi hermano ha hecho cosas mucho peores, siempre excusadas, siempre perdonadas, siempre acalladas. Al protestar he tenido que oír cómo se me ha acusado de envidia. A día de hoy mi hermano y yo no nos hablamos precisamente porque no habéis sabido gestionar su comportamiento y no habéis sabido gestionar mi sensibilidad. El excusarlo constantemente es el producto del comportamiento de otras generaciones que perdonan y sobreprotegen al varón. Yo también necesito protección y sobretodo comprensión, porque yo también he tenido derecho a flirtear con las drogas o a probar el sexo. Él no sólo ha flirteado sino que se ha enamorado de todo lo tóxico, y lo ha llevado hasta puntos de los cuales no sabéis nada porque os sigue mintiendo y le seguís creyendo.

Me fui de casa a los 23 años enfadada por estas razones. Sin embargo, fui víctima de manipulación según vosotros. El tiempo tiene que hacer justicia a aquellos que lo merecen aunque no siempre he sabido defenderlos, aunque no siempre he sabido entenderlos y comprenderlos como ellos también han necesitado. Igual que se ha hecho conmigo, yo he hecho con los demás porque esa es la eterna lacra del ser humano. Reproducir el modelo heredado y que tanto dolor les ha causado.

Dos décadas más tarde soy consciente de que todo lo que me ha pasado ha sido fruto de aquel momento en que renuncié a mi identidad tirando el diario de mi vida. No quiero haceros sentir culpables, sólo necesito explicaros que yo sí me siento culpable, emocionalmente, de haber provocado el cáncer de mi padre, aunque sé conscientemente que no lo soy. Creo que es una culpa que me ha acompañado en todo lo que he hecho, pues a partir de ese momento he estado buscando siempre vuestra ACEPTACION. Todo lo que he hecho en mi vida ha sido para obtener vuestra aceptación, a pesar de tener que negar la evidencia más absoluta que todo el que me conoce llega a vislumbrar. SOY ESPECIAL. Y no, no exagero, y si no lo entendéis es porque no queréis. No hay mayor ciego que el que NO QUIERE VER.

No puedo vivir en un sistema como el vuestro porque no es el mío. He tenido parejas que desde mi óptica encajaban en el modelo familar, algunos no, pero al final algo encajaba. Algunos de ellos han sido extremadamente crueles conmigo, se han aprovechado de esta bondad y de la constante expiación que he aprendido de vosotros. A los que ofenden hay que castigarlos y no poner la otra mejilla; siempre dar una oportunidad más porque lo último que se pierde es la esperanza. Me han llegado a pegar, he sido víctima de maltrato físico y posteriormente psicológico y todo por querer una aceptación que nunca llegará.

No pasa nada, como os digo soy muy fuerte, pero de igual modo soy muy frágil, y yo sólo quiero que me queráis por como soy. Soy una buena persona, soy fuerte, inteligente... Pero me he perdido durante muchos años intentando ser lo que no soy. Tengo que aceptar (y celebrar) que no puedo tener un trabajo que me vacía día tras día porque necesito mucho más, y ese mucho más atiende a la consecución de mis necesidades internas y vitales. No puedo compartir mi vida con cualquiera, porque acabo metida en un agujero. Necesito alguien que se preocupe realmente por las cosas que a mí más me importan. Necesito mucho más y a la vez no necesito nada, porque conmigo misma me basto. Y necesito tener cerca a las pocas personas con las que SÍ comparto de verdad, que sí que me escuchan, que sí que han estado ahí para cuando vosotros no habéis sabido estar. Y lo repito: no pasa nada, pero ha llegado el punto de romper todas estas cadenas porque no quiero sufrir más. Puedo quedarme sin dinero o vivir con muy poco, prefiero pasar penurias económicas que volver a tener una cuenta de banco boyante y no ver otra salida que la muerte. No quiero volver a sentir que nada tiene sentido, no quiero volver a sentir ese vacío devastador. No podría soportar volver a equivocarme. No quiero ser una mujer deprimida que sufre su propia existencia. Me queda toda una vida por delante, que puede ser maravillosa si la vivo coherentemente juntando mi linea externa con mi linea interna. Ya me toca: tengo pleno derecho, y no espero que lo entendáis igual que no espero que entendáis que eso me aleja de vosotros, que con mi hermano está todo roto para siempre y que no nos queremos porque somos el día y la noche aunque vosotros nos veáis iguales. Lo siento. No pretendo que lo entendáis, sólo que lo aceptéis y que dejéis de proponerme cosas que van con vosotros y no conmigo, porque me confundíis.

Y ya está... no tengo mucho más que añadir a parte de que os quiero mucho, pero no quiero que ese amor sea manipulable. Yo sé que pensáis que soy débil y frágil. Soy frágil porque soy sensible, hipersensible... Pero no soy débil. Cuando esta hipersensibilidad la he puesto a trabajar desde mi propio centro, es exactamente lo contrario a una debilidad. Conforma una fortaleza de inigualable valor, y os tengo que dar las gracias a vosotros por este superpoder.

Nada, sigo siendo yo pero esta vez de verdad. Cuento con personas que, a pesar de los años, lo único que quieren es lo que yo quiero: mensajes reales, no esconder nada, no hacer teatro de cara a la galería. Hablar de verdades universales que se consiguen extrapolando lo pequeño y cotidiano a puntos globales. No me gusta tener que esconderme porque no estoy siendo justa conmigo y con todos aquellos que me han ofrecido un lugar en el mundo y con los que encajo a la perfección. Y si lo que busco es vuestra aceptación, lo primero que tengo que conseguir es la mía propia porque lo que transmito no haciéndolo es exactamente lo contrario. Pues aquí estoy, orgullosa de ser lo que soy.

Os quiero muchísimo porque ya no espero nada de vosotros. Sólo quisiera que me quisiérais de verdad, sin querer que yo sea lo que no soy. Pero no espero que podáis desprenderos de vuestro sistema, y aún así no pasa nada. A veces necesito un abrazo sentido y profundo: pues cuando lo necesite, os lo diré. OS quiero, os adoro y sois una de las partes más importantes de mi vida. He renunciado a mí por miedo a no obtener vuestra aprobación, pero... no ha pasado nada: me han pegado, me han humillado, se han aprovechado de mí, me han dicho te quiero sin querer(me). No merezco tanto dolor. Una reprimenda por haberme perdido y por haber despreciado a personas que no lo merecían. Un castigo por haber actuado con el mundo al revés sí, pero... ¿Es necesaria tanta factura? ¿Tanto ensañamiento?

Espero transcender en esta vida brindando el amor incondicional que necesito dar a todos aquellos a los que quiero de verdad, empezando por vosotros. Y todo lo demás no importa.