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Sábado, 22 Agosto 2009 03:09

Cartas desde mi búnker. Carta número tres.

Escrito por  Publicado en Cartas desde mi Búnker

solitarioRecojo el testigo de mi anterior carta, dejando claro que soy lo suficientemente normal como para que me duelan las cosas. Quizás no sea el mismo tipo de cosas que importan ahí fuera, pero si leo mi currículum vital mientras fuí un ser social, no lo entiendo ni yo. Quizás me perdí a mi mismo.

Y quizás este perderme fue fruto y resultado de lo que en realidad soy, de lo que dicen que soy, de lo que tengo que ser o tendría que haber sido, de lo que unos y otros esperaban de mí, y esperan de cada uno de nosotros... De lo que ves, de lo que eres, de lo que tu mente cree que eres, de lo que tu mente cree que ves, de lo que se supone que debemos ser para ser aceptados.

Es muy difícil entender cómo hay que vivir ahí afuera, pues a todo lo citado tenemos que añadirle lo que dicen que hacen y que no siempre se corresponde con lo que en realidad hacen (de eso te enteras cuando vas creciendo), los modelos que impone la sociedad, la cultura, la educación y la família en la que te críes, lo que te venden como correcto, etc... Y la verdad, encontrar la justa medida en relación con lo que realmente quieres y eres, era agotador para mí. Acaba por no coincidirte nada, ni tan siquiera tu momento vital con el mundial. Estoy feliz y hay guerra, es fin de año y me siento deprimido, y un largo etcétera de ocasiones.

Tan agotador como esas ganas de gustar e impostarse que tiene la gente. Una actitud extrañísima, en busca de afecto. Lo resumieron los Beatles en una sola frase: "All you need is love". Genial. A eso se reduce todo. El ser humano, todo lo que hace, lo hace para que lo quieran, o lo admiren. Sí, aunque sea comprarse el coche más caro, aunque sea ascender en una empresa. Nada tiene sentido.

Veía a las personas impostarse, disfrazarse, ser cualquier cosa menos ellas mismas. Esas ganas de gustar a todo el mundo, esa mala costumbre de querer adaptarse al entorno en el que estaban en lugar de ser ellos mismos y que se adapte quien quiera. Esa manía de no querer caer mal, de no aguantar ni una sola crítica, cuando está claro que por muchos esfuerzos que hagas, serás blanco de las críticas de muchos, por múltiples razones más o menos obvias...

Optar por este encierro vital en mi búnker es renunciar a todo ese maremágnum en el que tanto tiempo perdemos, intentando gustar a la mayoría. Y tardas años en darte cuenta, pierdes tanto tiempo de tu vida en ello, que algunos incluso pierden toda la vida en el empeño. Y seguro que si volviéramos a nacer, volveríamos a intentar gustar a todos.

Desde muy pronto opté por ser yo mismo, porque creo que yo que no hay una manera más real de que te quieran, que siendo tú mismo. Porque te querrán a tí, y no al espejismo de tí. Siempre intenté comunicar esta idea, sin éxito. Pero me parece de lo más lógico. Aunque solo le gustes a una persona, o a dos, pero esas personas, siendo tú mismo, te querrán, seguro, a tí. 

Es verdad que siendo uno mismo rara vez dejas indiferentes, como cierto es que si siempre dices las cosas tal cual las piensas, tu círculo se irá estrechando y te volverás más solitario e introspectivo. Pero todo eso habla mal del conjunto de seres humanos, no de tí. Eso es lo que me decía a mí mismo, y sigo convencido de ello.

Y aquí estoy, solitario, sin alguien que me diga lo que no necesito oír, sin estar en el punto de mira de quienes me importa muy poco estar.  Mi única compañera es la mundialmente temida soledad, pero no veais lo descansado que ando, lo tranquilo que me siento, y la paz en la que estoy. Impagable.