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Martes, 02 Octubre 2012 10:19

"Bajo las ruedas", de Herman Hesse, recomendada a adolescentes que anden perdidos pero con ganas de conocerse a sí mismos

Escrito por  Publicado en Noticias

bajolasruedas"Bajo las ruedas" (1905), es una buena lectura para todos los públicos, pero vamos a recomendarla, sobretodo, a los adolescentes que andan perdidos y que tienen la suficiente capacidad y madurez introspectiva. No es un libro de aventuras, aunque os lo pueda parecer en su contraportada. Es un libro que, mediante las aventuras, trata de sanar e iluminar el camino, muchas veces, oscurecido por las dudas.

Hesse siempre ha apostado por el hombre hecho a sí mismo y así lo intenta transmitir en cualquiera de sus obras. Hay que optar por escucharse a sí mismo, lo que nos dicta la conciencia. Por supuesto, ya es costumbre y tema recurrente en nuestra web el sendero del autoconocimiento y así lo incluye este libro haciéndolo, prácticamente, el eje sustancial de toda la narración.

Es también una excelente novela para aquéllos que, no lejos de la adolescencia, se han encontrado (al fin) con ellos mismos. Si les hubiera caído entre las manos esta pequeña joya cuando tenían la edad adecuada, probablemente no hubieran errado en la toma de sus decisiones vitales. Lástima que, una vez más, no sea de lectura obligatoria.

Finalmente, creo muy conveniente y exhorto a que los padres de los adolescentes se adentren en la lectura de "bajo las ruedas" porque, precisamente como decía Bukowski en nuestra anterior recomendación "los profesores no se enteran de nada" este nada incluye los mecanismos internos de los niños al crecer. Un niño problemático puede serlo por diversas razones y aqui Hesse les otorga el don de la genialidad, como veremos más adelante.

Por la cuenta que nos trae A TODOS, si véis por la calle la típica madre pegándole bronca a su hijo por lo que sea, recomendadle a Bukowski y a Hesse pues creo que la combinación de ambos es una mezcla exquisita entre lo violento y rompedor (Buko) y lo cerebral y educativo (Hesse). La mezcla de ambos me recuerda al equilibrio que resulta del binomio {Von Trier, Haneke}.

Y es que los niños de hoy son el futuro del país y cuando me da por mirar al futuro, me pongo a llorar y a reír al mismo tiempo. Nos dirigimos inevitablemente a la involución humana donde cada vez somos más cromañones, más simiescos y menos reflexivos. Sólo unos pocos nos salvamos de caer en lo primitivo y exaltamos a voz en grito las capacidades de la mente. Estoy de acuerdo que de todo tiene que haber "en la viña del Señor" pero DE TODO y no solamente orangutanes hormonalmente teledirigidos. Es por eso que es necesaria, lo siento, la desaparición del ser humano de la faz de la tierra. Nuestro paseo por la misma habrá sido una anécdota en la historia del planeta. Por eso siempre llego a una contradicción ¿para qué cultivar la mente si de todos modos no hay salida más que la muerte? ¿para qué querer que la humanidad se reforme si de todos modos estamos condenados a desaparecer? Después de muchas dudas he sacado mis propias conclusiones pero no las voy a exponer; el objetivo es crear preguntas para que cada uno piense por sí mismo.

Resalto la importancia de la pérdida de las emociones que impone el duro sistema y la crítica que Hesse se empeñó en plasmar formidablemente en esta primera obra. La crudeza del sistema que se erige ante los seres y que, de seguir los pasos estipulados, desnaturalizan a los seres humanos volviéndolos máquinas de estudiar o almacenar datos. Es por eso que es de vital importancia que todo el mundo lea esta pieza. No hay la posibilidad de seguir dos caminos divergentes: o se trabaja o se vive pero ambos son incompatibles porque el trabajo o la escuela forman parte del sistema que nos chupa la vida, que nos agota de tal forma que, cuando uno tiene tiempo para sí, no tiene energía que desplegar porque la ha vampirizado el sistema. La rueda de la sociedad es como un parásito, un chupoptero que se alimenta de los seres que en ella habitan y que se forja del sudor y la sangre de los mismos: nosotros. Es necesario hallar un equilibrio entre el deber y el placer y sólo se puede llegar a dicho equilibrio si se saben separar las necesidades básicas y naturales de las impuestas. Me remito a mi artículo "el arte de ser feliz" de Schopenhauer o bien me remito al mismo Epicuro que sentó los preceptos de la distincción entre necesidades.

Si no se halla este equilibrio estaremos destinados a vivir en la desgracia por mucha riqueza material que poseamos y es que la riqueza material sin la riqueza espiritual no sirve de nada igual que la potencia sin control.

Leed el libro y daros cuenta de vuestra situación, nunca es tarde para cambiar vuestros hábitos de vida y siempre es beneficioso para el espíritu. Lamentablemente, muchos no quieren pararse a pensar en lo que han hecho a lo largo de su vida porque, de hacerlo, podrían darse cuenta de la inutilidad que ha sido un largo recorrido que a ninguna parte les ha llevado más que a ser esclavos de sus propias condiciones. Una casa, una familia, una pareja, una vida en definitiva que no fue la soñada pero que fue la seguida. Antes de que sea demasiado tarde, leed el libro que os recomiendo, por vuestra propia felicidad. Vuelvo a comentar que no tengo ningún interés personal ni cobro comisiones de los ejemplares que se venden. Apunte que creo conveniente hacer por si por nuestros lares se pasea algún ser desconfiado y malpensado.

Dicho esto, volvamos al libro. Os he seleccionado algunos estractos que merece la pena ser leídos para saber a qué nos enfrentamos:

"Su deber y la misión encomendada a él por el Estado son domar y exterminar en el joven los toscos apetitos y las fuerzas de la naturaleza, y plantar en su lugar ideales comedidos, tranquilos y reconocidos por el Estado. ¡Más de uno, que ahora es un satisfecho ciudadano y eficiente empleado, se hubiera convertido, sin los desvelos del colegio, en un innovador impetuoso y desenfrenado o en un soñador meditabundo y estéril!"

"El hombre, tal como lo crea la naturaleza, es algo desconcertante, opaco y peligroso. Es un torrente que se despeña desde un monte desconocido, y una selva sin camino ni ley"

"el colegio tiene que romper , vender y reducir por la fuerza al hombre natural; su misión es convertirle, según los principios que acepta la autoridad, en un miembro útli de la sociedad"

"Desde tiempos remotos se ha venido consolidando un profundo abismo entre el gremio de profesores y el genio. Cualquier atisbo de éste que aparezca en un colegio les resulta a los profesores de antemano odioso. Para ellos los geniales son esos chicos traviesos que les faltan al respeto, que empiezan a fumar a los catorce años, se enamoran con quince, van a las tabernas con deiciséis, leen libros prohibidos, escriben redacciones insolentes, miran de vez en cuando al profesor con sorna y acaban en el libro de clase como rebeldes y candidatos a un arresto. Un maestro de escuela prefiere unos cuantos burros en su clase a un solo chico genial. Y en el fondo tiene razón, porque su deber no es formar espíritus extravagantes, sino buenos latinistas, matemáticos y hombres de provecho. La cuestión sobre quién de los dos sufre más y peores cosas del otro, si el profesor o el alumno, cuál de ellos estropea y envilece en el otro partes enteras de su alma y su vida no se puede analizar sin pensar con ira y vergüenza en la propia juventud. Pero éste no es nuestro asunto, y tenemos el consuelo de que las heridas cicatrizan en los verdaderamente geniales que se convierten en hombres y crean sus grandes obras a pesar del colegio. Más tarde, cuando ya están muertos y rodeados del agradable nimbo de la lejanía , son presentados por los maestros a las nuevas generaciones como seres magníficos y ejemplares. Así se repite,de colegio en colegio, el espectáculo de la lucha entre sistema y espíritu. Una y otra vez vemos al Estado y al sistema educativo empeñados con saña en arrancar de raíz los pocos espíritus profundos y valiosos que aparecen cada año. Y siemrpe suelen ser estos muchachos odiados por los profesores, castigados, escapados y expulsados los que enriquecen el tesoro de nuestro pueblo. Sin embargo, - ¿y quién sabe cuántos?- se consumen en una rebeldía silenciosa y acaban sucumbiendo."

Desde culturaencadena os animamos a que seáis rebeldes, que os mantengáis en vuestro lugar, que no os asimile el Estado, ni el sistema ni la apatía o la desidia por la vida. Que no os consuma la sociedad ni su sinsentido.

Manteneros en vuestra cabezonería que será tachada de pueril e inmadura. Pero manteneros fieles a vosotros mismos porque, con la edad, la traición se paga y no con dinero.

Los años van pasando y pesando y los errores pesan todavía más que los años. Y si cometéis la estupidez de tener descendencia, por lo menos dadles la oportunidad de ser libres y rebeldes. Dadles la oportunidad de expresar su "yo" interior y de descubrir quiénes son en realidad. Permitidles explorarse y adentrarse en ellos mismos sin limitaciones. ESA, esa es la mejor educación que un ser humano puede recibir. No les presionéis ni premiéis por los buenos resultados académicos... ¿Y quién necesita llenarse la cabeza de datos que no nos permitirén ser más felices? ¿Y quién nos asegura que dichos datos son reales y ciertos? ¿Y qué es realidad y mentira? ¿Y quién dijo que la verdad era verdad y la mentira mentira? ¿Y quiénes somos nosotros para decidir?

"Publicada en 1905, BAJO LAS RUEDAS, primera novela de Hermann Hesse (1877-1962), es una prodigiosa recreación del mundo de la adolescencia, pero también una severa acusación contra los sistemas educativos que se imponen a costa de la imaginación y del cultivo armónico de las facultades espirituales, emocionales y físicas. Separado del medio de su infancia y obligado por padres y profesores a una agotadora preparación para el ingreso en un seminario, Hans Giebenrath logra finalmente su objetivo, pero al elevado precio de perder primero su sensibilidad y, más tarde, su equilibrio emocional."

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