Este grupo quebequense, de naturaleza rebelde y beligerante, cuyas dulces palabras caen como la lluvia ácida, siempre logran incendiarme el interior.
La sencillez de su música, así como una letra tan suave, hacen que uno apenas detecte tanta denuncia: de la estupidez humana, de cómo malgastamos recursos -ya sea la inteligencia o la naturaleza y siempre en nombre del dinero-, de la maximización de beneficios...
Y todo ello... ¿Para qué?
Morimos, morimos cada día un poco con nuestro progresivo envenenamiento de egocentrismo, de envidia, de suciedad. Morimos porque la vida es muerte pero morimos prematuramente porque somos incapaces de ver la belleza de las cosas.
Estamos tan obnubilados por la codicia, tan nublados por la enfermedad del tener, tan embelesados por el aparentar ser, que pasamos por la vida pensando en lo que queremos ser, pero jamás pensando en lo que somos de verdad y en lo que tenemos en este momento preciso. En lo que realmente importa.
No lo digo yo solamente: "Homo homini lupus".
