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Sábado, 26 Septiembre 2009 04:51

Las Islas Feroe, su lado más sangriento.

Escrito por  Publicado en C.E.C. Denuncias

Para aquellos que no las conozcan las Islas Feroe son un pequeño conjunto de islas situadas en el Atlántico Norte, entre Escocia e Islandia. Se puede decir que están bajo el mandato de Dinamarca aunque es una región autonómica autogobernada. Estas islas poseen, desde mi punto de vista, uno de los paisajes más impresionantes del mundo. La montaña se mezcla con el azul del océano en un pequeño mar de casitas de techos coloreados. Pero cuando llega la primavera el océano se tiñe de rojo.

Desde hace más de mil años las ballenas piloto (Globicephala melas) se acercan a las costas de las Islas Feroe en busca de alimento y aguas más cálidas. En ése instante todo el pueblo feroés se congrega cerca de las orillas, pequeñas embarcaciones zarpan de la costa y “encierran” a las ballenas en bahía. Cargados de piedras los ocupantes de los barcos empujan a las ballenas hacia la costa. Allí espera el pueblo armado con piedras y cuchillos. Los pueblerinos entran en la orilla y matan a los cetáceos. Tras unas horas el mar se tiñe de rojo y la carne de ballena muerta abunda en la playa. Este espectáculo de sangre y vísceras se celebra ante todo el pueblo, los colegios hacen fiesta. Se puede pensar que esta gran masacre es una crueldad, nada más lejos de la realidad, pero, al fin y al cabo, tiene su sentido.

Las Islas Feroe están prácticamente perdidas en el océano. Las ovejas que dominan los montes de éstas islas, que dieron el nombre a las islas, no son suficiente alimento para todos los habitantes. Durante siglos los feroenses han sido uno de los pueblos más hambrientos de mundo. Como dice Jakup Andre Mohr “pienso que la caza de la ballena es tan importante hoy como hace años. La situación aquí no es nada buena y hay mucho desempleo". Además explica "la gente aprecia mucho, muchísimo, la llegada de las ballenas. Además, este es un país muy pequeño y hay que importarlo todo, incluso la carne”.

Se puede decir que la actitud del señor Mohr es tremendamente egoísta pero al menos ellos matan para comer, no es un simple entretenimiento. La bióloga del Departamente de Zoología de las Feroe, Doreta Bloch, defiende esta postura: “Tenemos una regla según la cual hay un máximo de capturas, que es de 2.500 ballenas al año. Esto equivale a la mitad de la producción total agrícola de carne vacuna y de ovejas, y es una cuarta parte del consumo de carne de aquí. Tiene, por lo tanto, mayor importancia de la que se podría pensar, y fíjese que, además, es carne gratuita. Se han criado en esta tradición”.

Este tipo de tradiciones han existido siempre en todos los lugares del mundo, desde las corridas de toros españolas, hasta las cacerías de pingüinos japonesas, pasando por las peleas de gallos en Sudamérica y las supuestas torturas de perros en China. Cuando el ser humano necesita subsistir ningún motivo es bueno para impedirlo. La vida en lugares tan remotos con apenas alimentos debe ser tremendamente dura. La polémica recae sobre este pequeño lugar escondido en el Atlántico y muchas críticas son lanzadas contra el gobierno feroense. Muchas de éstas críticas no se basan en la subsistencia de los ciudadanos de la isla sino en la crueldad de las muertes de las ballenas. Los feroenses defienden de que su prioridad en éste sacrificio es que las muertes de las ballenas sean rápidas y mínimamente dolorosas. “El ciudadano europeo compra la carne congelada, en un trozo de plástico y la meten en el congelador. Pero naturalmente el animal, cuando lo matan, ha tenido que sangrar; lo que pasa es que esto no lo ven” dice el señor Mohr contra las críticas de los defensores de los derechos animales.

Steinbjorn Jakobsen, importante escritor feroense, explica la importancia que la carne de las ballenas tiene para los nacidos en aquellos parajes: “Para todo el mundo en estas islas, no poder tener esto es una desgracia. Ahora no me queda mucha grasa, pero espero que si me falta, algún amigo me diga: yo tengo un poco, ya te daré. A veces se puede comprar, pero es muy difícil, y nos gusta hacerlo nosotros mismos. Esta es una buena grasa. Esto puede conservarse aquí durante varios años, dos, tres, cuatro, cinco,... varios". Por eso critica aquellos que les denuncian: “Estas campañas son algo loco y desafortunado. Llevamos más de 1.000 años en esta isla. Nunca hemos matado gente y nunca hemos destruido animales. Hemos matado la ballena piloto, quizás por instinto y por necesidad. Tenemos buenas estadísticas acerca de las ballenas piloto desde 1.540. Nosotros amamos la ballena piloto, las necesitamos y todos los días damos gracias a Dios por habérnosla dado" además agrega “si la ballena piloto estuviese en peligro, yo sería la primera persona en decir que no se mataran las ballenas piloto, o por ejemplo, el frailecillo y otras especies de pájaros. Hay miles y miles de ellos, y no tenemos ninguna intención de destruirlos. Los hemos matado durante la temporada, pero sólo cazamos para comer”.

Personalmente pienso que ésta practica, visualmente, es una auténtica barbarie pero, realmente, los feroenses necesitan éste alimento. Cabe remarcar dónde están situadas las islas, el frío del invierno y la escasez de los alimentos.

El debate está abierto.

Fuentes: www.es.wikipedia.org y www.thalassa-online.com