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Martes, 06 Agosto 2019 22:06

El viaje hacia rutas salvajes, hacia lo desconocido, hacia lo incierto como método de salvación de uno mismo

Escrito por  Publicado en Espíritu CEC

SENDEROS DESCONOCIDOS - FONDEANDO LO INEXPUGNADO

Como ya dijo Jesús Quintero en alguno de sus fantástico monólogos de los múltiples programas que ha realizado a lo largo de su extensa carrera: 

"Estamos condenados a morirnos de hambre, de miedo o de aburrimiento. Nos enseñan a padecer la realidad en vez de cambiarla, a olvidar el pasado en lugar de pensarlo, y a atrapar el futuro en vez de imaginarlo. En las escuelas son obligatorias las clases de impotencia, amnesia y resignación. Pero está visto que no hay desgracia sin gracia ni cara que no tenga su contracara"

Existen tres pilares fundamentales en la vida de todo ser humano

1- la familia (toca a nuestro interior y no es elección nuestra)

2- el trabajo (afecta a nuestro exterior y tampoco es elección nuestra)

3- el amor (debería ser elección nuestra pero es el resultado de la combinación del 1 y 2)

Estos 3 pilares se retroalimentan/retrocontaminan los unos a los otros y, en la mayoría de casos, la base se encuentra en la institución familiar, que a su vez se asienta sobre el del marco social en el que vivimos (lo exterior y que tiene que ver con las leyes y políticas externas que hallan su anclaje en la historia y el devenir de la misma).

Esto es así porque la familia es el primer contacto que todos nosotros tenemos con el mundo que nos rodea. Es la encargada de educarnos, socializarnos y "normalizarnos". En otras palabras, el rol de la familia es prepararnos mentalmente para encajar en el tablero de juego en el que hemos desembarcado. Por eso se encarga de enseñarnos a hablar, a respetar la autoridad y unas normas establecidas por las Instituciones, la Historia y la masa o la inmensa mayoría que por, democráticamente, es significativa

Tanto en nuestra familia como en la escuela, como en la propia sociedad, nos enseñan a negar nuestras identidades en vez de alentarlas: el ser propio y natural, único e intransferible, no puede ajustarse de ningún modo a las imposiciones sociales que no son naturales, sino fruto de la imaginación de los pocos que han transcendido históricamente, y que han ido creando las cadenas invisibles que nos esclavizan.

EL PRIMERO DE LOS AXIOMAS QUE TENEMOS, POR LO ANTERIORMENTE DESCRITO, ES:

  1. NO PODEMOS SER NOSOTROS MISMOS PORQUE LA SOCIALIZACIÓN Y EL ROL DE LA FAMILIA SE ENCARGA DE AMOLDARNOS A LAS LEYES Y POR LO TANTO A REPRIMIR UNOS INSTINTOS BÁSICOS. La represión es tan necesaria por el hecho de vivir en sociedad como dañina porque debemos tener en cuenta que los instintos están inevitablemente ligados a unos rasgos de personalidad que van a tener que ser oprimidos y encorsetados a la vez que se amansa la fiera.

Las cadenas que nos aplacan son emocionales e invisibles y se utilizan toda suerte de artimañas cuyo origen es la inoculación del MIEDO: pánico a la pérdida, desasosiego ante la lejana amenaza de muerte y terror a la inmediatez de la misma, alarma ante el castigo,  espanto a no ser querido, pavor a la soledad...  ¿Hasta qué límites se debe permitir el amaestramiento y la utilización de estas herramientas que van desde el chantaje emocional hasta la violencia física o verbal? ¿Cómo se puede ser conscientes de ellas? ¿Quién utiliza el poder para hacer el bien y cómo controlar la fina línea que separa el uso y el abuso del poder?

Estas cadenas emocionales que nos infunden TERROR para nuestra dominación. Empiezan creándose en casa, la familía, y es por eso que las aceptamos sin plantearnos nada, e incluso invitamos a que nos pongan esos grilletes: todo sea por mantener ese entorno seguro que nos han vendido, a cambio de robarnos nuestra propia alma, nuestro "yo" más interno.

Nosotros somos los responsables de otorgar el poder sobre nuestra persona. Nosotros somos los que aceptamos esa esclavitud emocional, siendo incapaces de salir de ella por el miedo y la dependencia de salirnos de lo que siempre hemos aceptado como único modelo posible el expuesto y vivido desde nuestra más tierna infancia.

¿Por qué reina la inseguridad?
¿Por qué buscamos la aprobación?
¿Por qué hay tantas personas quejándose de sus vidas y, sin embargo, siguen ahí enclaustradas, aún sabiéndolo todo?
¿Por qué nos casamos con la persona equivocada, tenemos hijos, una hipoteca y nos levantamos sin ganas de vivir cada mañana?
¿Por qué la vida se vive tan poco y se sufre tanto?
¿Por qué los momentos de felicidad son fugaces y no pueden ser la constante?
¿Por qué hay tanta depresión, opresión y represión sin aparente solución?
¿Por qué buscarle el por qué a todo y malgastar así el poco tiempo que se nos ha dado para disfrutar?
¿Por qué el disfrutar se asocia con no pensar?

El ser humano, en general, busca la aprobación de sus semejantes -o de su entorno seguro- porque ese mismo entorno ha sido el encargado de transmitirle la desconfianza sobre él mismo. De ahí las inseguridades, pues siempre se ha perseguido la duda sobre uno mismo. Cuando uno ha estado convencido de algo por instinto natural, se le ha hecho sospechar de la certeza de esa afirmación (sobretodo a las mujeres por la historia de persecuciones que las precede y a la que todos contribuimos). Por educación se han asimilado una serie de principios que conforman las bases de una realidad aprendida. 

Dichos principios provocan unos sentimientos y emociones que pueden entrar en conflicto con la parte racional del cerebro. Una cosa es lo que sentimos y otra cosa es lo que pensamos. El amor u odio que puede provocarnos una situación puede no estar en acuerdocon razonamiento al que nos enfrentamos. Podemos saber que algo es nocivo para nosotros y, sin embargo, hacerlo porque sentimos que no puede ser de otro modo aunque una parte de nosotros, la consciente, sepa que estamos yendo en contra de nuestro propio beneficio.

El amaestramiento nos ha inculcado que la normalidad implica SEGURIDAD. Lo conocido, lo familiar o lo predecible es "seguro", por más tóxico que sea RACIONALMENTE, y por más que nos aleje de nuestro propio "yo". Y dentro de nuestra realidad, es real. La pregunta que se debería formular aquí es... ¿por qué creo que esta normalidad me provoca seguridad?.

Esto es lo que denominamos el "SÍNDROME DE LAS BASES FALSAS" . Se ha construido el cimiento de la falsa seguridad, apoyada por lo que se ha visto y experimentado en el hogar. Y, por lo tanto, en lo que se ha asimilado como axioma pero que no se corresponde con lo que, en esencia, se piensa racionalmente ni se necesita. Es decir: las bases de mi educación son falsas porque se han construido automáticamente por defecto sin haberlas edificado conscientemente nosotros mismos.

Según Maslow, la seguridad como piedra angular de todo individuo se materializará de diferente modo en función del mismo. En el caso de muchos -y por emulación- el tener un empleo estable con un salario mensual, un techo bajo el que resguardarse y construir un hogar con una pareja con la que compartir la vida es sinónimo de seguridad. Habiéndolo conseguido deberíamos estar satisfechos y acomodarnos. Sin embargo, ¿Cuántos son los que llegando a la supuesta meta se sienten vacíos? ¿Cuántos son los que al punto final les faltan los suspensivos?¿Cuántos exclaman "¡Y esto era todo!? ¿Cuántos son los que se siguen buscando en lugares erróneos, se equivocan, desandan el recorrido, se sienten nostálgicos de aquellos maravillosos años? ¿Por qué?

De la noche a la mañana me siento presa de una angustia vital y somatizo el asco que me provoca la situación que vivo y siento la náusea (no sé si es a la que Sartre hacía referencia) que me invade, el vértigo, el desasosiego y la soledad más lacerante. De la noche a la mañana siento el impulso de dinamitar todo cuanto he construido para volver a empezar desde cero. Pero... ¿Por qué? ¿Por qué esta necesidad de huir? ¿Será porque estoy aquejada del "Síndrome de las bases falsas"? ¿Será porque la sensación de seguridad está falseada por unos preceptos que no provienen de mi interior sino de la asimilación por emulación? Y en este caso... ¿Por qué en un momento determinado esos objetivos me apaciguan y me transmiten serenidad y seguridad? Quizás es porque en la consecución de los objetivos estoy pendiente de construir aquello que doy por sentado que necesito, y por lo tanto estoy distraída edificando sin darme cuenta que las paredes no tienen una base sólida y que cuando haya terminado de edificar todo se desmoronará inevitablemente. Entonces ¿Cuáles son los próximos pasos a seguir para evitar construir sobre unos cimientos erróneos?

El caos emocional disfuncional que provocan las bases falsas (y que a su vez generan emociones falsas pues están en contra de la razón) y es el kid de la cuestión. El objetivo es alinear sentimientos y razón para no sentir ningún descuadre vital que nos haga estar dicotomizados entre lo que sentimos (que puede ser falso) y lo que pensamos (que también puede ser falso por asunciones erróneas).

Habrá mucho de qué hablar porque este tema es clave en la experiencia vital de las personas y resume el malestar que se va acumulando como la factura impagada de años pensando y cimentando decisiones sobre orígenes exógenos. Hay que buscarse y ponerle fin a la cadena de equivocaciones que hacen de la vida un sendero doloroso por el que transitar. Nos debemos a nosotros mismos y a nadie más. Nunca pedimos estar sobre la faz de la tierra pero, dado que estamos, intentemos pasarlo lo menos tristemente posible e incluso encontrar un atisbo de felicidad. Luchar por la propia identidad será la única recompensa que nos otorgarán. No hay gloria sin pena y, al final del camino, la nada absoluta. Pero mientras desfilemos hagámoslo orgullosos de ser quienes somos: únicos, inimitables, raros y, sobre todo, especiales.