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Jueves, 27 Febrero 2020 11:44

Crítica de la serie I AM NOT OKAY WITH THIS (NETFLIX): ESTA MIERDA ME SUPERA ¿Y a quién no?

Escrito por  Publicado en Críticas Series 2023-2024

una serie con todos los ingredientes para obtener la VACÍA fórmula del éxito asegurado

'Esta mierda me supera' ('I am not okay with this') es la nueva serie de Netflix, de la que nuestro equipo ya ha visto la primera temporada completa. Del director de "The end of the fucking world" y de los productores de "Stranger Things"... Hablaremos de ello más adelante...

Sydney (Sophia Lillis) es una adolescente con problemas para socializar, sin que nos dejen claras las razones. Su padre ha fallecido recientemente, su madre Maggie (Kathleen Rose Perkins) pasa muchas horas trabajando para poder sacar la familia adelante, y su hermano pequeño es un niño peculiar. Por lo tanto, Syd debe ayudar en las tareas del hogar.

La actriz que le da vida podría ser la hija de Cylian Murphy (Tommy de Peaky Blinders) tranquilamente, debido al bárbaro parecido físico entre ambos. Pero ella no nos cae tan bien en su papel para esta serie puesto que, como buena adolescente, hace gala de un excesivo ombliguismo y rabia juvenil - más que previstas y previsibles a su edad- que nos provoca un cierto rechazo hacia un personaje incapaz de ver más allá de sus problemas. Y si la rehuimos es porque sabemos que despertará las simpatías de aquellos que quieren entretenerse viendo y recomendando esta producción por redes. 

Mensaje para toda la población adolescente: ser rebelde a vuestra edad es algo que ya está previsto y carece de mérito. El verdadero desafío es mantener en vilo la indomabilidad a pesar del paso de los años y sobre todo y más importante será decisivo vuestro comportamiento ante la posible pérdida. Cuando creais que tenéis algo que perder y no gocéis de la sobreprotección de vuestros progenitores, a ver ENTONCES vuestro comportamiento.

El caso es que una de las tutoras le sugire a Syd poner por escrito todo cuanto le vaya ocurriendo. El famoso "querido diario, jódete", un recurso utilizado por la mayoría de adolescentes cuyas inquietudes se extienden más allá de las hormonales. El mostrar voluntad por indagar sobre uno mismo es el principio del sendero que ha de llevarnos hacia el descubrimiento de los tesoros escondidos en cada uno de nosotros, que nos hacen únicos y alejan de la estandarización de la industria de la educación: la escolar pero también la familiar. Algunos padres estarían horrorizados al descubrir que las líneas no concebidas para sus ojos les devuelven una imagen totalmente desvirtuada de la que predomina en su imaginario. Algunos, los más caprichosos y faltos de entendederas, hubiesen obligado a quemar o tirar esta sustancial parte de la evolución de sus hijos.

De entrada, como ocurre en la mayoría de casos, el diario de Syd no tiene mucho sentido, es cursi y poco sustancioso pero poco a poco va conformando realmente su vía de escape volviéndose trascendental. Sabemos a ciencia cierta que quien no tiene tinta en las venas será incapaz de mantener la constancia para escribir, ahí lo dejamos...

Por otra parte la mejor amiga de Syd, Dina (Sofia Bryant), ha empezado a salir con Bart, el popular capullo de turno siempre presente en las producciones americanas. Así que como "cuando el río suena agua lleva", es un estereotipo que de tanto repetirse seguro que estará fundamentado en la realidad. De hecho, podemos asegurarlo. Tanto como podemos cerciorar la insufrible atracción que provoca, cual incomprensible imán para el siempre tan sensible y delicado sexo femenino.

El vecino de Syd, Stanley (Wyatt Oleff), es un personaje que inequívoca y descaradamente bebe de Hopper, el padre de Eleven en "Stranger Things" (esta serie cuenta con los mismos productores en sus créditos). La misma pieza de decorado que el sótano de uno de los niños, su gusto por lo analógico (VHS, vinilo, cassettes) se hace poco creíble en un adolescente del siglo XXI. Pero todos conocemos a algún bicho raro, así que vamos a pasarlo por alto. 

No pasa nada por inspirarse en los productos de la huerta, a cada uno le asalta el estro en los lugares más inesperados. El numen que dicta las imágenes y las pautas es el Dios Marketing...

pues sí: Del director de "The end of the fucking world" y de los productores de "Stranger Things"

Los efluvios de "The end of the fucking world" y "Stranger Things" son demasiado atrevidos y tan impertinentes que rayan la insolencia. Y no, no es lo mismo rallar que rayar.

Nuestro mayor problema con la serie es que, efectivamente, "esta mierda me supera" a todos los niveles. Puede que sus productores se hayan visto alentados por el exitazo de sus anteriores trabajos, y para no bajar del podio... ¿qué es lo que han hecho? Cagarla, un código marrón en toda regla que es la presunta presentación de un nuevo producto insultantemente parecido a los anteriores. Ya está, para nosotros es motivo suficiente para rajar esta serie: WE ARE NOT OKAY WITH THIS!!!

No estamos de acuerdo en la reformulación que permanece en la zona de comfort y seguridad de sus "creadores" añadiendo vaselina a algo que ya estaba suficientemente bien ungido. Esto no hace más que perpetuar el ama(n)samiento (o)cular y la rapidez de la conformidad. Si el público se siente complacido, nosotros estamos OFENDIDOS.

Es una serie que gustará por su temática, su ritmo, sus personajes y porque todo está basado en la fórmula de éxito asegurado. Poderes de superhéroes, adolescentes deslenguados, descubrimiento del sexo, el auto-ensañamiento de unos horripilantes forúnculos, tan llenos de pus como vacía la serie.

Una temporada de 7 episodios de unos 25 minutos cada uno que vendría a ser como una película de 3 horas. Si se piensa de este modo, 3 horas en una butaca... ¿para qué? ¿para presentarnos unos personajes y decirnos que uno de ellos tiene superpoderes? ¿Y qué más? Cualquiera se sentiría estafado si hubiese pagado una entrada de cine.

Cada cosa por su nombre y sí, es una serie simpática y amable pero que no tiene nada. No explica nada. Esto es como la chica o el chico  mona/o que siempre sonríe. Son majos y agradables, buenos chicos... pero no dan para más. Hay que saber separar el grano de la paja y nosotros no queremos el pan, sino su miga.

Nada, mucho ruido y pocas nueces que seguramente serán un exitazo en visionados, pero que deja al descubierto el inmenso vacío de lo hoy en día se estila, no sólo en la ficción, sino también en la insufrible (por superficial) vida real.