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Domingo, 02 Diciembre 2012 04:57

"Primer amor, últimos ritos", un libro de relatos de Ian McEwan

Escrito por  Publicado en Noticias

El gran Ian McEwan narra con especial normalidad y serenidad la vida de los fracasados. Su humor parecerá ácido a algunos pero creo que es un narrador de amarguras endulzadas.

Aquí presento un libro de relatos cortos, Primer amor, últimos ritos (Compactos Anagrama), en el que podréis comprobar lo que digo. Se compone de los siguientes relatos, que intentaremos analizar a continuación:

1- Fabricación casera
2- Geometría de sólidos
3- Último día del verano
4- Pollón en el escenario
5- Mariposas

6- Conversación conun hombre armario
7- Primer amor, últimos ritos
8- Disfraces

Es un gran pequeño libro porque viene de la mano de McEwan, un genio de las letras. Su particular mundo se nos presenta amplio y de una complejidad no alcanzable para todos. Yo misma confieso que me veo desbordada e incapaz e llegar a comprender del todo...

Produce un efecto en que se ve lo que ocurre pero algo no se entiende, aunque permanece en la memoria durante tiempo y muchas veces nos acordamos de las imágenes, incluso en sueños, y entendemos parcialmente, pero mucho más que al principio. Hay historias que me transmiten infinidad de reflexiones y hay otras, sin embargo, que tan sólo entiendo la narración. Describen unos acontecimientos sin pretender más.

Quizás son ésos los relatos que no logro entender o quizás la retorcida mente de McEwan lo quiso así. Dejar perplejo al lector, que éste buscase alguna substancia más allá de la propia narración y que no la encontrase porque no la hay. Aunque esto último es difícil de entender porque McEwan puede ser calificado de muchas cosas pero no de insubstancial. Prefiero pensar que no llego a su nivel mental o que la concepción que tiene de la vida y del mundo alberga tantos claroscuros como sus relatos, no todos ellos sondables con facilidad.

Porque si McEwan es sobresaliente en algo, es que se trata de un narrador de claroscuros que logra teñir de acritud el más bonito de los paisajes demostrando que, bajo un todo apacible, existe un torbellino de desgracia, dolor y fealdad. Bajo un "todo" coloreado, se hallan los secretos y deseos más repulsivos y nauseabundos. Nuestra especie es de color rosa pálido pero al levantarnos la piel, descubriríamos un tono oscuro y vengativo. Así pues, no sé si tachar al autor como un desencatado por la vida o de vitalista que acepta las miserias y fracasos de su especie y tan sólo se limita a enmarcarlas en sus libros.

Es la voz de los desgraciados y de los fracasados y un investigador de los rincones más recónditos de la mente humana y, por ello, también se le puede considerar maldito. Un maldito en nuestro siglo, y cuesta de creer. ¿Debería ser, quizás, enfant terrible?

Violaciones e incestos, muertes, hipocresía social, relaciones sin sentido, madres adoptivas que lo son para superar su cadena perpétua de tedio y fracaso. Todo ello se encuentra relatado, para sorpresa del lector, con la mayor de las normalidades. Desde luego no es un libro para conservadores pues, según ellos, estas cosas no pasan. Es el camino fácil, cerrar los ojos, apartar la mirada de unas líneas que nos obligan a ver la oscuridad en la claridad.

En el primero de los relatos que nos ofrece el libro, "fabricación casera" nos abruma la asperidad y la brutalidad con la que se nos presenta el adolescente masculino. La virginidad, el éxito entre los compañeros, la virilidad, el descubrimiento personal a través de los hechos y la influencia que pueden tener ciertas personas en un momento determinado de nuestra vida.

"Raymond tenía por entonces quince años, uno más que yo, y aunque yo me consideraba intelectualmente superior [...] quien sabía cosas era Raymond, y Raymond era quin dirigía mi educación. Raymond me iniciaba en los secretos de la via adulta, que él comprendía intuitivamene aunque nunca del todo"

"Solía reírme pensando en el turno de doce horas de mi padre en el molino, en su rostro agotado, pálido y malhumorado cuando llegaba por la tarde a casa, y me reía un poco más alto al pensar en los miles de personas que fluían cada mañana  de casas escalonadas como la nuestra para trabajar toda la semana, descansar el domingo y volver el lunes al trabajo en los molinos, las fábricas, los depósitos de maderas y los muelles de Londres regresando cada noche más viejos más cansados y no más ricos. Entre taza y taza de té me reía con Raymond de esta reposada traición a toda una vida, cargando, cavando, empujando, empacando, comprobando, sudando y gimiendo en beneficio de otros, de cómo, para tranquilizarse, hacen una virtud de esta servidumbre vitalicia, de cómo se preciaban de no haberse perdido un solo día de ese infierno."

El juego que el protagonista empieza con su hermana pequeña nos da a entender su visión del mundo. Me parece una gran jugada, dicho sea de paso, por parte del autor explicarnos de esta manera tan sencilla lo que es para él mundo.

El desconocimiento, la ignorancia y la mimética llevan a la felicidad y a la plenitud para el "ser humano corriente". La reproducción del patrón de conducta es a lo que aspiramos desde pequeños y lo que nos puede hacer totalmente felices. La represetació de la aparente felicidad de los demás pese a subyacer la más horrenda de las realidades. Una realidad que un niño no puede entender y debería entender mucho antes de ponerse a jugar.

En "Geometría de sólidos" nos presenta, de una manera muy original una pareja que, supongo, quiere retratar, por lo menos, al 90% de la población. Es, sin embargo, por medio de la historia del bisabuelo obsesionado con las matemáticas y su adquisición de un pene en formol (desternillante la situación, lo aseguro), un caracter obsesivo propio del coleccionista que le lleva a un descubrimiento magnífico aplicable hoy en día. Un relato que no se sabe si pretende divertir o enturbiar nuestra conciencia. Lo que es seguro es que nos obliga a esbozar una mueca a cabalo entre la sonrisa y la amargura.

En "El último día del verano" uno se deja llevar por la historia. Te sientes atrapado por el enigmático autor y tan sólo te dejas llevar. Ya no quieres pensar, sólo te deslizas por el río de palabras como el protagonista en su barca. A la expectativa y desorientado el lector empieza a salir de su letargo mental ¿Qué me quiere decir? ¿Hacia dónde me conduce? ¿Qué me quiere comunicar?
Desconcertado, al fin, uno se rinde ante las virtudes narrativas de este gran escritor que no deja de sorprender con su prosa contenida. Al igual que ocurría con "Expiación" nos enfrentamos a un final inimaginable y retorcido, como la vida misma. Estas cosas ocurren y si esperais un final feliz, no es en esta vida que lo vai a encontrar.

En "mariposas" y en "Conversación con un hombre armario" hacemos frente a dos seres totalmente apartados de la vida social, inadaptados aunque las causas de inaptación hallen sus orígenes en hechos distintos y en el del hombre armario vemos muy claramente reflejada la frase de Sartre: "Somos lo que hacemos con lo que han hecho de nosotros". Ambos relatos son distintos pero los une el fracaso social de los individuos que los conducen. Un fracaso y un rechazo de los demás que los convierten en víctimas de diferentes atrocidades y, por lo tanto, en un futuro o presente se revelaran como monstruosos acosadores. Y así es la vida. Si sembramos la semilla del mal y el dolor, recogeremos eso. La bondad se esfuma. La hemos hecho huir con tanta destrcucción. ¿En pos de qué? ¿Por qué no podemos aceptar a los demás tal cual son y debemos someterlos a torturas? Así estamos e iremos a peor porque la sociedad está cada vez más deshumanizada.

En cuanto a "Pollón en el escenario" y "Primer amor últimos ritos" no hay mucho más que decir. En uno vemos la hipocresía social y hasta qué punto puede llegar de un modo bastante sarcástico. En el segundo vemos la degeneración del amor cómo y por qué ocurre y todo tiene que ver con el exterior.

Finalmente "disfraces" que es un relato sensacional y nos descubre a una mujer frustrada profesionalmente que no sabe encajar la derrota y el fracaso. No sólo en el ámbito profesional sino en el personal. Ha fracasado como mujer por no ser madre. Es por eso, que adopta al hijo de su hermana muerta y éste se convierte en un mnigote que ella disfraza y maneja a su antojo hasta el día en que... Habla de la cobardía, de no atreverse a ser uno mismo y que, constantemente nos ponemos disfraces para aparentar. ¿Y eso hacia dónde nos conduce si sabemos que todos, absolutamente todos tienen las mismas desgracias que nosotros?

Un genial libro que no obliga a un seguimiento por lo que está muy bien para alternarlo con otros libros. Lo que ocurre es que, una vez se abre, no hay manera de cerrarlo hasta el final.

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  • Ian McEwan
  • Primer amor últimos ritos
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