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Patéticos hipócritas que se dejan envolver por el calor humano que merodea en el ambiente convirtiéndose en principales consumidores y dando protagonismo e importancia al hecho de tener que ir a comprar regalos, hacer excesos tirando la casa por la ventana mientras otros se mueren de hambre, atiborrarse de dulces y abundantes delicatessen que sustituyen a la cotidiana comida basura, decoraciones e iluminaciones espantosas, turbadores árboles disfrazados, aterradores belenes, y todo ello desde el centro de gravedad mismo del FRIKISMO, la extravagancia y la locura absoluta aunque, curiosamente, observado por todo el mundo como si fuera de lo más normal.
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Sorteos y loterías de Navidad promocionados por todas las televisiones y por todos los cuidadanos bienpensantes que, durante el año, se dedican a burlarse de aquellos que creen en los juegos de azar, cestas navideñas, regalos, regalos y más regalos, millones de tarjetas navideñas, a cual más ridícula... Alarmante época de materialismo cuya llegada desean, con ansia y vehemencia, todos aquellos que se aprovechan de ella (léase comerciantes de todo tipo y traficantes de sueños y debilidades del resto de los seres humanos).
Es indudable que estamos en Navidad y que a nadie le deja indiferente, es imposible olvidarlo, aunque una tuviera amnesia o alzheimer, resultaría imposible eludirlo con tanta evidente evidencia de manifestación visual-auditiva o solamente acústica, más cuando ha sido tan repetida y machacada durante todos los años de nuestra vida.
Es indignante e intolerante que haya tanto iluso suelto que finja una vez al año una toma de contacto con la bondad lisiada de sus corazones, con la ternura oxidada o con su inocencia añorada y olvidada, destrozada por todas las perversiones que el cumplir años en este mundo te va adheriendo. La Navidad te atormenta la cabeza y termina martirizándote.
Lo siento, pero la Navidad no está hecha para festejarla como muchos piensan, ni para comer y regalarse cosas fomentando así el consumismo y el ingenioso invento de los grandes centro comerciales para ganar más y más dinero. Ni para comportarse mejor y celebrar el acercamiento familiar y perdonar al prójimo. La Navidad está hecha para criticarla aunque la humanidad, siempre borrega, no pueda o no quiera darse cuenta, por más años que pasen, de dónde radica realmente el verdadero espíritu, y todo el mundo le siga el juego a una tradición tan insultante.
Y luego me preguntan por qué no salgo de casa en estas 'extrañables' fechas. Afortunadamente aún quedamos unos cuantos, cada vez menos, a los que no nos van a contagiar esta fiebre inadmisible, y en esta maravillosa y a la vez repugnante época del año, seguiré haciendo del tiempo, un tiempo mío propio.
Ha disparado BONNIE, ha recargado las armas CLYDE.
Son dos contra el mundo, nadie sabe qué quieren ni adónde van. Incomprendidos por una sociedad que no comprenden, ni quieren comprender, que no aceptan, y no tienen por qué aceptar.
Les da igual transitar por el "camino equivocado", necesitan sentir libremente dentro de sus vidas anárquicas, en donde se tienta la fatalidad en todo momento.
Y disparar, porque disparan contra todo...y contra todos. Ya que nadie se sale del discurso políticamente correcto, alguien tenía que hacerlo.