Lo que han logrado los chicos del Razzmatazz es algo inaudito. Montar una sesión de fin de semana con un Dj residente como Amable e introducir un concierto de alrededor de una hora de duración a partir de las 2:30 de la madrugada es una proeza.
Está claro que el alcohol tiene mucho que ver y ayuda a llegar de alguna manera a estas horas intempestivas, pero claro, no es un festival, el concepto es otro, aunque es increíble la cantidad de estrellas que pasan a lo largo del año por estas sesiones nocturnas. ¡Bravo!
Hace dos meses, El Columpio Asesino pasaba por este escenario y estas sesiones que el Razz organiza, con la mala suerte de tener alguno problemas técnicos que les obligaron a parar el concierto poco después de empezar. Una lástima, pero dos meses después, les volvemos a tener delante para sacarse esa espinita.
Estos chicos parecen tener uno de los mejores disco nacionales del año. Su Ballenas Muertas en San Sebastián ha llegado a convertirse en una absoluta declaración de intenciones con el que la banda parece haber encontrado un sonido al que hasta ahora parecían próximos con Diamantes pero no satisfechos.
Este último parece ser un disco más oscuro si cabe y difícil de digerir, ya sea por la falta de esperanza en sus letras o por la ausencia de hits en sus cortes. Quizá sea la canción que da nombre al disco, Ballenas Muertas en San Sebastián, la que estaba predestinada a ser radiada hasta la saciedad.
Álvaro Arizaleta y Cristina Martínez consiguen siempre meterse al respetable en el bolsillo con sólo salir al escenario. La voz de Cristina ha cobrado tanto o más protagonismo que su batería consiguiendo algo que en otro momento era impensable. Y es que su voz suena dulce pese al contenido. Nos atrapa su actitud rockera sin perder por ello un ápice de la sensualidad que recorre todo su cuerpo. ¡Qué gran acierto!
La banda parecía más interesada en desglosar los temas de su nuevo trabajo como Babel o A la Espalda del Mar, una hora no da para mucho más y hay que presentar un disco, aunque por ello no dejaron de sonar absolutas maravillas como Perlas, la canción que siempre habría querido componer yo mismo o el súper hit Toro, en el cual emplearon cañones de confeti para el regocijo y subidón de los presentes. Un momento sencillamente brutal.
Larga vida a El Columpio Asesino por reinventarse con cada nuevo trabajo. Es increíble lo mucho que me recuerdan a la mejor época de Pixies….
En breve los volveremos a tener por aquí de la mano del Let’s Festival.
