Como cada domingo, me dispongo a ir a ejercer uno de mis pequeños placeres: comprar todos los periódicos, sea cual sea su tendencia ideológica (o política), para poder 'disfrutar' de sus suplementos semanales o dominicales...
Pero, desde hace ya bastante tiempo, (de)noto un cierto agotamiento y una leve duda, cuya brecha se va agrandando con el paso de las semanas.
¿Estoy haciendo lo correcto? ¿O acaso soy tonto?
Desde el mismísimo vendedor del kiosko hasta todos los que se cruzan conmigo por la calle y se fijan en las dos bolsas en las que llevo mis amados periódicos y suplementos, todos me hacen sentir que lo que estoy haciendo ya no es normal, y que estoy malgastando una ingente cantidad de tiempo y dinero.
Y es que esto de comprar periódicos ya no se lleva. Hace 10 años era normal, pero también lo era hablar desde una cabina de teléfono. ¿Donde voy con tanto periódico y suplemento?
Al abrir cada uno de los periódicos, mis dudas aumentan: ya no son periódicos, ni en ellos escriben periodistas. Salvo excepciones, todo es panfleto.
Sí, ya sé que "El mundo", "La razón" y el "ABC" nunca han ocultado su ideología, y que "El País" está en horas más que bajas desde que dejó claro que periodistas como Maruja Torres no caben entre sus líneas, pero hace 10 años había unas páginas de información y otras de opinión.
Ahora mismo, no sé de qué sirven las columnas de los opinadores, cuando en portada ya se deja muy claro cual es el panfleto y lemas de turno. La confirmación de lo anunciado nunca fue lo mío: soy fan de la sutileza y lo sugerido, como todo buen lector sabrá apreciar.
Harto de tanta propaganda, dejo de lado el periódico en sí y, bolis bic, rotuladores y fosforescentes en mano, paso a ejercer uno de mis grandes pequeños placeres prohibidos: leer mis suplementos del domingo, para los cuales, como diría Javier Marías, cada vez tengo menos tiempo, y voy acumulando para cuando me jubile, si es que llego.
Pero cada vez hay menos líneas que subrayar, menos páginas que recortar, y menos reportajes que realmente importen. Por si esto fuera poco, algunos de los columnistas están en un plan insoportable.
Artículo encadenado: Sobre la lucidez de las columnas de Javier Cercas en contraste con la falsa humildad de las de Javier Marías.
¿Qué hago con todos los suplementos que guardo en los armarios de mi casa? Quizás sea bueno recuperar alguno de hace unos 10 años, que para eso están...
La duda sigue y se agranda y ramifica, lo sé, pero... ¿cómo renunciar a este pequeño gran placer?
Sí, ya sé que en internet está todo. O no... Nunca se sabe qué página se puede leer también en la edición online del periódico, y cual no. Ante la incertidumbre, prefiero no buscar. A mi lo que me gusta es pasar páginas, buscando aquella en la que pueda detenerme, subrayar, exprimir, recortar, aprender, pensar... No quiero hacer click con el pc y pasar 'a otra cosa mariposa' como si nada. SI hay una sola página que merezca de mi atención, eso es, para mi, ARTE Y SABIDURÍA en MAYÚSCULAS.
Mientras, uno de mis K-7s -cuya música estaba escuchando mientras dudaba, indagaba, buscaba y, en algún momento, leía-, grabado hace otra década, se ha enrollado con el radiocassette, y ya no podré escuchar esa cinta que guardaba con tanto cariño.
Por si todo esto fuera poco, el técnico de Movistar que ha venido a instalarme la fibra óptica esta mañana -totalmente imprescindible para el trabajo que intento desarrollar-, me exclamaba ¡cuánto tiempo hacía que no veía un video y tantas cintas de video juntas!.
En una de ellas, la que yo estaba viendo en mi reproductor VHS en sustitución del K7 averiado, sonaba una canción que le ha encantado.
Al preguntarme de qué canción se trataba, le he contestado tan amablemente como he podido:
- "Kids", de MGMT.
Tras un silencio de unos segundos, y mientras miraba fijamente a su móvil, finalmente ha afirmado:
- "¡Es verdad! ¡Ya la tengo! ¡Esto del Shazam es increíble...!"
