Jugamos con todos los elementos que están a nuestro alcance para experimentar y ponernos a prueba. De ahí el éxito del juego en línea, por ejemplo, desde fanaticojuegos.com.ar puedes acceder a otras plataformas que te permitan encontrar juegos de casinos en los que podrás poner en práctica habilidades como el análisis lógico o la estrategia, sobre todo cuando los practicas con alguien más. Desde pequeños jugamos con las palabras, combinándolas de tal forma que nos permitan comunicarnos con aquellos que más nos importan con el máximo de autenticidad, y con todos nuestros registros activos. Cada uno a su manera, intentando superar el virus de la incomunicación impuesta.
Parte de los descubrimientos que he podido hacer de mi persona han sido a través del juego. Y más en particular, del póquer. En un principio, creía que el éxito del póquer pertenecía al azar: tenías fortuna -o no- en el reparto de cartas inicial, y a partir de ahí venia todo lo demás. En realidad, hacía un simil tan engañoso como el que ha marcado mi propia existencia: uno nace en un lugar geográfico, en el seno de una familia y con unos atributos físicos y mentales que me predeterminaban y marcaban mi destino.
Sin embargo, lo importante es que una vez tengamos identificadas las cartas que nos han repartido, es nuestra inexcusable obligación gestionarlas lo mejor posible, y hacer todos los cambios que sean necesarios y oportunos para mejorar nuestras oportunidades, buscando nuestra suerte más real, aquella que se corresponda con nosotros mismos.
Hay otros jugadores con los que interactuamos a lo largo de la vida, y la misión de todos es la misma: ganar con la mejor combinación de cartas posible. Unos se rinden por el camino, sin saber las cartas que tienen los demás, porque estiman que su combinación no vale la pena. Otros no se atreven a ganar y buscar su suerte, porque les han inoculado que no pueden ganar, que arriesgarse supondría perder la apuesta.
Otros arriesgan y saben hacer ver a los demás que, aunque los interesados croupiers de la vida les hayan repartido una mala mano (con las cartas siempre marcadas), si poseen un corazón enorme tienen una combinación ganadora. Les enseñan y animan a arriesgar, para que aprendan que los elementos no dependen tanto de su suerte, sino de ellos mismos. Aunque decidan tirarse de un onceavo piso en el siempre peligroso edificio de la vida, les enseñan que pueden sobrevivir porque su suerte NO DEPENDE del azar sino de su valentía y coraje por afrontar las situaciones más complejas de la vida. Las oportunidades se crean desde uno mismo, y SIEMPRE con la compañía de aquellos que más te quieren. Porque ganar no es lo mismo si uno se pasa la vida jugando al solitario, y ningún valor tiene el botín si no es BIEN compartido.
