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Miércoles, 23 Junio 2021 19:44

"I, ROBOT": Un libro de Isaac Asimov y un disco de Alan Parsons

Escrito por  Publicado en Discos y álbums , Libros recomendados 2021-2021

La Cultura Siempre se Encadena

 
 
El libro "Yo, robot", de Isaac Asimov, fue publicado en 1950 y en él se recogen una serie de relatos enlazados por la temática y el hilo argumental en los que se establecen y plantean los problemas de las tres leyes de la robótica que son un compendio fijo e imprescindible de moral aplicable a supuestos robots inteligentes.
 
Los relatos plantean diferentes situaciones a las que tendrán que enfrentarse distintos especialistas en robótica y en las que se plantean paradojas e ingeniosos ejercicios intelectuales que indagan sobre la situación del hombre actual en el universo tecnológico. 
 
La protagonista de varias de las historias es Susan Calvin, experta en robopsicología. Cabe señalar que la película "Yo, robot" se inspira sólo lejanamente en la obra de Asimov, de la que se han tomado principalmente las Tres Leyes de la Robótica:
 
-Un robot no puede hacer daño a un ser humano o, por su inacción, permitir que un ser humano sufra daño.
-Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la Primera Ley.
-Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.
 
 

Algunas de las ideas de las historias sirvieron de inspiración a The Alan Parsons Project para la grabación de un disco conceptual titulado igualmente "I robot" en 1977 (bastantes años antes como podemos ver). Es evidente que la difusión del libro se vio beneficiada por la publicación del LP de The Alan Parsons Project en 1977 y, más adelante, por la película de Alex Proyas en 2004, que voy a dejar a un lado.

Tras su exitoso debut un año antes, The Alan Parsons Project retornaron con otro disco conceptual: "I Robot", un disco que al igual que el anterior tiene como base de partida una novela, en este caso una de ciencia de Isaac Asimov. En él Parsons y Woolfson desplegaron toda su imaginación y todos sus inventos sonoros para realizar un disco que se consideró muy avanzado en aquella época, en el que los arreglos instrumentales son de un lujo sin igual. Inspirado en la novela de igual título el disco enseñó el camino a seguir, en cuanto a investigación musical se refiere, a músicos como Jean Michel Jarre o Mike Oldfield.

Era tan sólo el segundo de su carrera y fue uno de los más aclamados tanto por los fanáticos como por la crítica especializada. Este disco se presenta ante nosotros de manera impecable, con una temática muy bien lograda, excelentes arreglos musicales y una producción de altísimo nivel, lo que cabría de esperarse de un ingeniero de sonido tan talentoso como lo es el buen Alan Parsons. El disco desarrolla asuntos existenciales tan profundos como el derecho a vivir, sentir y pensar; así como la libertad como prerrogativa inherente que posee (o debería poseer) todo ser consciente de su propia existencia.

Los resultados son extraordinarios, son pocas las veces en las que un disco logra lo que "I Robot" consiguió: la mezcla perfecta entre música de estupenda calidad y líricas con contenido. Como "I Robot" es un álbum conceptual que se inspira en un conjunto de relatos cortos de ciencia ficción, es justificado ese aire de tecnología avanzada que precisa todo lo relacionado con la robótica, utilizando extensivamente las nuevas capacidades del sintetizador Moog. Eric Woolfson y Alan Parsons fueron los encargados de generar piezas tan eclécticas como originales.

"I Robot", canción de apertura del álbum, ofrece un cuidadoso arreglo de sonidos sintetizados, instrumentos tradicionales y efectos de amplitud espacial manejando el retardo entre los canales estéreo, donde se puede apreciar la maestría de Alan Parsons como ingeniero de sonido. Otras canciones como "The Voice" hacen uso del vocoder, innovador por aquellos tiempos, y también suenan como un grupo de rock más convencional en "Breakdown", esta última terminada con un segmento coral arreglado por Andrew Powell.

Este álbum marca un estilo que podríamos seguir hacia atrás, partiendo desde el hito "The Dark Side of The Moon" de Pink Floyd en 1973, donde Alan Parsons trabajó como ingeniero de sonido. En cierto modo, la continuidad entre las canciones y el uso de tomas múltiples de sonido fue también utilizado en su anterior trabajo, y también comentado en ese weblog, "Tales of Mystery And Imagination", indicando una conjunción de técnicas avanzadas de edición con instrumentos electrónicamente sintetizados.

El sonido de estos trabajos identifica el estilo inglés de esa época acompañado de una sólida formación musical de algunos integrantes como Powell, no dudando en incluir elementos de música clásica como corales y de instrumentos no tan tradicionales como arpas y órganos de tubos. Particulamente el sonido del grupo, pulido hasta el extremo del perfeccionismo de Alan Parsons, hacen que "I Robot" tenga un impecable registro acústico, seguido de una calidad musical sorprendente. La influencia del "Yo, Robot" de Isaac Asimov se nota en canciones como la ya citada "Breakdown" y "I Wouldn't Want To Be Like You".

En esta última podemos entrever la desesperación de la máquina ante el querer ser hombre, vivir y sentir como un ser humano, y al mismo tiempo, rechazar la naturaleza humana o más bien su lado negativo, su debilidad justamente humana. Treinta años después, el sonido inigualable de la apertura del álbum nos dice que ciertas obras musicales son inmunes al paso del tiempo: "I Robot" podría bien pasar por un álbum grabado en el siglo XXI. Este es, quizás, el legado más importante de esos años, el resistir las modas y el paso del tiempo que es justamente lo que sin duda The Alan Parsons Project quiso lograr.

Desde el genial instrumental de apertura, pasando por la ardorosa recriminación de los robots a la humanidad (“No quisiera ser como tú”), el justo reclamo de los autómatas por su libertad y el caótico desenlace posterior, para finalizar con una nueva creación donde no hay cabida para los humanos (El primer capítulo del libro del Génesis tiene sólo 31 versículos) nos encontramos ante una obra maestra del género… y un recordatorio de que nuestras acciones y actitudes como especie tienen consecuencias.