La pérdida de un ser querido es de lo peor que puede sobrevenirle a uno en la vida. Pero a la vez es tan necesario para el crecimiento personal, que cuando nos vemos en la situación de tener que asumirlo, como bien dices, la misma tristeza nos hace en muchas ocasiones sacar fuerzas de donde no sabíamos que las teníamos, para seguir adelante, para que quienes dependen de nosotros vean que pueden llorar la pérdida cuanto necesiten, pues sigue habiendo alguien en quien apoyarse.
Llorar, en contra de lo que piensa mucha gente, es lo mejor que podemos hacer por quien ya no está. Esto, que parece una obviedad, a veces hay quien lo olvida, lo cual no hace sino aumentar la carga de vacío y soledad que tiene encima. Ya los antiguos héroes griegos lloraban con orgullo sus pérdidas y fracasos. Así que lloremos, pues en las lágrimas van impresos nuestros sentimientos y eso es lo que nos hará fuertes. Eso sí, las lágrimas hay que derramarlas mientras caminamos hacia adelante. Si lo hacemos hacia atrás, o simplemente quedándonos donde nos deja esa pérdida, a la larga lloraremos el doble.