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Pérez Rubalcaba no podrá dejar la política como tantas veces ha expresado y es el que sale más reforzado de estos cambios, con la posición privilegiada de vicepresidente, que aumentará el debate sobre la sucesión del propio Zapatero.
Hasta aquí, lo único importante. Lo que viene ahora, el resto, puro maquillaje:
Salen del Ejecutivo Teresa Fernández de la Vega (a pesar de su remontada final) y Miguel Ángel Moratinos (cuestionado por sus políticas exteriores, por más que Zapatero confíe en ellos). Se prescinde del cacareado Ministerio de Igualdad y también el de Vivienda.
El mismo día que se aprueba la Ley del Tabaco, Trinidad Jiménez (íntima absoluta de Zapatero) deja el Ministerio de Igualdad (tras hacerle el favor de presentarse a las primarias de Madrid), y pasa a Exteriores, sustituyendo a Moratinos, para que se detenga la lluvia de críticas. Trinidad cae bien y forma parte del núcleo duro del Presidente, pero ahora que Exteriores remontaba un poco, habrá que volver a empezar de cero. Pero todo sea porque las apariencias no provoquen a la opinión pública.
Leire Pajín será la nueva ministra de Sanidad. Ramón Jaúregui ocupa el ministerio de la Presidencia. Rosa Aguilar entra en el Gobierno como nueva ministra de Medio Ambiente, del que no se prescinde (vayan apuntando cuales son las estrategias)
El nuevo ministro de Trabajo, también por sorpresa, y sustituyendo al criticado Celestino Corbacho, será Valeriano Gómez, al que le avala su experiencia en estos temas, pues fue ex secretario general de Trabajo en la época de Jesús Caldera.
